lunes, 20 de julio de 2009

Orgullo y Prejuicio Mágico

La historia que se os va a relatar a continuación sucedió hace muchos años. Hace tantos que ya ni los protagonistas de la misma la recuerdan, ya que desgraciadamente muerieron en una guerra en la que eran enemigos. Pero aún así, aún quedan retazos de ella, ya que es lo que tienen las historias de amor, que, pese al paso de los años, quedan en la memoria de la gente y pasan de generación en generación.

Todo comenzó en la casa de los Black. Antes de la caída del Señor Tenebroso esta era una de las familias más acaudaladas e importantes del mundo mágico. Bajo el lema Toujours Pours (Siempre Puros) mantuvieron la regla estricta de que sus miembros solo se relacionarian entre los denominados Sangre Limpia, donde la sangre muggle o mestiza no hacia acto de presencia.

Con este peso de historia, vamos a centrarnos en la imagen del joven Sirius Black, el verano antes de entrar en Hogwarts en concreto, ya que sucedió un hecho que cambió su vida para siempre.

Una bochornosa tarde de agosto, Sirius se encontraba en su cuarto leyendo un libro tirado en la cama, cuando su madre entró en su habitación:
- Sirius, arreglate que esta tarde vienen a tomar el té tus primas.
- De acuerdo madre.
Sirius siempre procuraba hacer caso a su madre, era muy estricta y era mejor tenerla contenta con todo para evitar sus ataques de ira.

Esa tarde Sirius se puso su mejor traje de verano y cuando se acercó la hora bajó al salón, ya que el tenía que abrir la puerta. El tiembre no tardó en sonar y abrió la puerta. Tras ella pudo ver a sus primas Narcissa, Andrómeda y Bellatrix, dejándole esta última algo tontado por lo guapa que iba. Toda de negro, con un vestido de tirantes y unos zapatos de charol, miró timidamente a Sirius y entró.

Después de los saludos pertinentes, los chavales salieron a jugar al jardín mientras los mayores tomban el té y hablaban de sus cosas. Sirius y Bellatrix entablaron conversación.
- Vaya- dijo Sirius sentándose a su lado- hacía mucho que no nos veíamos, ¿cómo te va todo?
- Bastante bien, me ha dicho mi madre que este año entras en Hogwarts, ¿estás nervioso?
- La verdad es que si. Lo cierto es que, ando más preocupado que nervioso.
- ¿Y eso? Cuéntame- le miró fijamente a los ojos y dejó su taza de té en el suelo para centrar su atenció en él.
- Y si… y si no entro en Slytherin.
- ¡Vamos Sirius!- Bellatrix estalló en carcajadas- Todos vamos a Slytherin, tu no vas a ser menos.- Sirius la miró asustada- de todos modos, si esto no fuera así, no creo que pase nada.
- No conoces a mi madre…- el rostro de Sirius se puso pálido- sería capaz de echarme de la familia si eso pasará.
- Te digo una cosa- Bellatrix cogió su mano- si eso ocurriera, siempre tendrás un sitio en mi casa.
Sirius sonrió, algo más aliviado al no sentirse solo en esa nueva aventura.
La noche cayó enseguida, y para evitar los peligros de los viajes de noche, la familia se quedó a dormir, ya que la mansión Black era grande y tenían habitaciones de sobra. Mientras todos dormían plácidamente, Sirius no podía conciliar el sueño, asi que bajó a la cocina a ver si habían quedado pastas de la merienda.

Cuando llegó a la altura del salón, vio una figura sentada en el sofá; era Bellatrix, que leía concentrada un libro. Sirius cojió las pastas y se fue al salón con ella. Esta le recibió feliz, y comieron juntos.
- Tengo algo que decirte Sirius…- comenzó Bellatrix temerosa.
- Dime.
- Yo… no quería venir hoy aquí.
- ¿Por qué?
- Bueno… tu siempre me has gustado Sirius. Tu has sido, eres y serás mi primer amor.
Sirius se quedó boquiabierto, no esperaba que ella le dijera eso.
- Se que es imposible- continuó ella- pero… me gustaría que fueras tu el primero en besarme.
Y así fue, Sirius besó a Bellatrix.

Lo que restaba de verano fue inolvidable para los dos, pasaron mucho tiempo juntos y consiguieron que los lazos con su familias se unieran más. Disimularon su relación con mucho arte; besos furtivos, iban cojidos de la mano cuando nadie les miraba, se enviaban cartas cuando pasaban muchos días separados… pero todo eso se rompió el día en que Sirius marchó hacia Hogwarts.

El uno de septiembre salió de su casa con su baúl y su lechuza camino de la estación para coger el tren que le llevaría hacia su nuevo hogar durante los próximos nueve meses. El viaje hacia allí fue alucinante, conoció a un monton de niños de su edad, pero hizo migas con tres especialmente: James, Remus y Peter. Todos fueron juntos en el tren, en las barcas que les llevaban al castillo y entraron juntos al gran salón donde se someterían a la prueba de las casas.

Fueron pasando uno por uno. Sirius vió como sus tres nuevos amigos iban a Gryffindor, y sintió pena por que él iba a ir a Slytherin… o eso creía él. Cuando dijeron su nombre fue hacia el taburete con paso firme, saludó a la profesora McGonagall con la cabeza y se sentó. Le pusieron el Sombrero Seleccionador y…
- Mmmmmm Sirius Black… toda tu familia ha ido a Slytherin desde el comienzo de su legado… pero tu eres diferente- el rostro de Sirius cambiaba de color por momentos- eres noble, y bueno, a la par que muy valiente y decidido. No veo rastro alguno de maldad en ti… tu no vas a ir a Slytherin… vas a ir a ¡Gryffindor!.
El salón estalló en aplausos y Sirius se levantó temblando hacia la mesa de Gryffindor con sus nuevos amigos.

Las noticias no tardaron en llegar, y una carta de la madre de Sirius le dejo muy claro que tenían una conversación pendiente en Navidad, ya que no se iba a molestar en ir a visitarle durante esos meses.

Y con todo la Navidad llegó. Sirius marchó hacía su casa, añorando ver a Bellatrix y poder confiar en ella y encontrar el apoyo que no iba a tener de su familia… pero las cosas no fueron nada fáciles para él, además de tener que soportar la bronca de su madre y el desdén de toda su familia. Sus regalos estaban apartado del resto, nadie le dirigió la palabra en las cenas típicas de Navidad, y Bellatrix no dio señales de vida en esas dos semanas.

Sirius pensó que la ausencia de Bellatrix era obligada, por eso no cejaba en su empeño de mandarla cartas e intentar saber de ella. Pero nunca la volvió a ver. Sirius estaba destrozado, dejó de confiar en las mujeres y se dedicó a coquetear con todas sus compañeras, ganándose así una gran fama de golfo y mujeriego.

Aún así, la situación en casa de Sirius no era buena, es mas, era realmente mala. Hasta que en el verano de su dieciseis cumpleaños, Sirius se marchó de casa, acojido por James Potter, su mejor y grandísimo amigo.

Un día, llegó una carta a nombre de Sirius. Era un sobre grande y abultado. James le entregó la carta y se marchó de la habitación, Sirius abrió la carta y los ojos se le llenaron de lágrimas; era una invitación de boda, para la boda de Bellatrix.

Sirius tiró el sobre al fuego, y salió de la habitación mientras se consumía.

3 comentarios:

  1. Pero tía qué triste¡¡¡ pero cómo después de la deshonra van a invitar a Sirius a la boda? aisssssss tíaaa qué melancólico, pobre Siriusssssss. Gracias por este fic tan documentado :) genial!


    PD: me compré el especial de Loka, seguro que te encanta mucho Harry, demasiado.... :P

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  2. Qué historia más triste.... =( Pero la verdad es que me ha gustado mucho ^_^ Espero que alguien te pida otro fic =)

    ¡¡Un besote!!
    TQM

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  3. El final es precioso ^^
    Enhorabuena por el fic, está muy chulo

    Besos

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